
Mi amigo Yvan merece una página aparte. Quien diria que una amistad que partió a fines del 83 podría durar hasta ahora. Vive con Pauline en sus queridos Pyrineos, en una casa de piedra preciosa y tiene frente a él una colina con una iglesia románica en la punta casi tan vieja como los glaciares que le gustan a mi mamá. Sigue igual de soñador y fiel a sí mismo.....
No hay comentarios:
Publicar un comentario